A modo de resumen; llamamos batalla del Jarama a la sucesión de acontecimientos bélicos en el contexto de la GCE 36-39, que a partir del 6 de febrero de 1937 se desencadenan al sur de Madrid en torno a la vega de este río, iniciados con el ataque organizado en tres brigadas (Rada-Sáenz de Buruaga-Asensio) del ejército nacionalista, tomando como eje de partida la carretera de Andalucía, a fin de cortar el paso de la carretera de Valencia en algún punto y aislar la capital de la República, concluyendo la guerra.
Un día antes, otra brigada (García Escámez) ha tomado Ciempozuelos, y una más aguarda en escalón de reserva (Barrón).
En un par de días se ha alcanzado la vega de este río y se estudia el siguiente movimiento para el cruce de puentes y ascenso a la meseta que se extiende entre Morata y Arganda.
Cuando se produce el cruce, entre los días 11 y 12, las unidades atacantes se despliegan en abanico a través de los vastos olivares hasta su estancamiento final, que se produce cinco días después; fase en la que tiene lugar el episodio del ataque al Chalet Blanco.
Sin posibilidad de alimentar la batalla con nuevas unidades de choque, reciben el día 16 orden tajante de clavarse al terreno, fortificar la línea alcanzada y pasar a la defensiva.
Comienza aquí la fase de contraofensiva republicana que se alargará hasta el día 27, momento en que se da por concluida la batalla.
Desde el primer momento, sin saber con certeza el plan del contrario, el mando republicano ha ido taponando las brechas abiertas con las unidades de choque más a mano.
Junto a algunas brigadas mixtas españolas, los tres batallones de la XII Brigada Internacional (Garibaldi-Dombrowski-André Marty) han soportado el peso del ataque a caballo del puente de Arganda y del Monte Pajares, tras el cruce del puente del Pindoque del día 11.
Con el asalto del puente de San Martín, un día después, será la XV Brigada Internacional (Dimitrov-Six Frevier-British) la enviada a taponar este nuevo sector del frente abierto.
La XI Brigada Internacional (Thaelmann-Edgar André-Comuna de París), llegada de Murcia el día 10, pasa a cubrir en segundo escalón el tramo desde la Casa de la Radio hasta el kilómetro 30 de la carretera Vaciamadrid-Chinchón. Su Puesto de Mando lo ubican en las viviendas de empleados del Apeadero ferroviario de El Alto, según ha dispuesto Ludwig Renn, su Jefe de E.M., dos días antes.
El asalto al Chalet Blanco
A diario se suceden los combates en los olivares provocando un vaivén de avances y retrocesos, hasta llegar al día 15, fecha señalada para el ataque al Chalet Blanco, entre otros objetivos tácticos previstos por el General Varela, para proseguir el avance coordinado de las tres brigadas de vanguardia.
Antes de nada, debemos comentar la gran dificultad que existe para interpretar algunos pasajes de esta batalla, a pesar del enorme caudal de textos que se ha ido generando a partir de las fuentes primarias: Diarios de operaciones y Memorias de los contendientes; motivado por dos causas fundamentales: la escasez o falta absoluta de documentación de determinados episodios como el que tratamos, -y así lo reconoce el propio historiador militar Martínez Bande- apareciendo vacíos o lagunas que se han tratado de llenar a ultranza; y la mala utilización que se ha hecho de las Memorias históricas por los diversos tratadistas a posterioridad sin someterlas a un filtrado riguroso y contrastación; fundamentalmente, de fechas y de toponimia.
Para el episodio de la batalla que pretendemos describir, tres autores nos proporcionan datos directos: El General Carlos Iniesta Cano (1984), el historiador Jacques Delperrie de Bayac (1968) y el brigadista Theodor Balz (1937); prevaleciendo en todos ellos cierta ambigüedad descriptiva, ya sea por intereses ideológicos, por olvido u omisión de algunos hechos o por síntesis de los mismos; si bien, en mayor o menor grado, siguen aportando datos que indirectamente nos van a servir para reconstruir en campo la escaramuza bélica de aquel día.
El ataque y el contraataque
El día 14 de febrero, la 4ª Bandera legionaria (Cías.10-11-12-16) a las órdenes del Capitán Alfonso Mora, vivaqueaba en torno al área de canteras existentes junto al Camino de la Mesa Rondana hacia Vértice Pajares, en la cola del barranco que cae sobre la cuesta de la carretera, algo más arriba de la antigua Venta del Resolí, Km.28+700 (3+700 de la actual M-311), que limitaba los municipios de Morata y San Martín de la Vega por este punto.
Tras su relevo en la Ciudad Universitaria, casi un mes atrás, y trasladada por orden superior a este nuevo escenario bélico, se situaba desde dos días antes, en el ala izquierda de la brigada de Sáenz de Buruaga, director de este ataque desde su Puesto de Mando de la Casa Blanca de Vallequillas.
A su derecha, entre otras unidades, se encuentra la 5ª Bandera, que recibe el encargo de atacar simultáneamente el sector de la Casa de la Radio, al igual que más allá, hacia la Cota 700-Senda Galiana lo hacen fuerzas de la brigada de Asensio.
Por el contrario; a la izquierda y más adelantadas, frente a Valdeperdices, las unidades de Barrón esperan órdenes desde el día 13, desconectadas del resto.
La orden recibida por la 4ª Bandera es asaltar las lomas inmediatas a la cuesta de la carretera de Chinchón y conectar con las unidades de Barrón, lo que conlleva salir por el llamado Barranco de Majadahonda hasta la carretera, cruzarla a la carrera, y trepar por las laderas de las lomas, donde destaca una edificación aislada –el Chalet Blanco, apelativo táctico-, cual hito visible de orientación.
Esta edificación es descrita por los contrarios como “Granja Blanca” de dos plantas, que rodea en todo su perímetro cuadrangular un muro construido de cemento, con dos entradas de acceso.
En cuantos mapas consultemos de la época, no hallaremos rastro alguno de esta vivienda, cuya fecha de construcción debió estar muy próxima a la de la batalla.
No nos sorprende, pues tampoco aparece sobre los mapas la mismísima Estación de Radio Militar, edificada en 1925, situada a 1200 metros, más al sur.
Los mapas actualizados de esta zona, con las anotaciones de campo de los topógrafos del Instituto Geográfico, tardaron varios años en salir de sus talleres, terminada la guerra. Pero el Chalet Blanco, totalmente destruido, ni se registró.
Delante de la granja, un conjunto de trincheras republicanas de escasa profundidad, excavadas improvisadamente, cubrían ante el edificio posibles avances por la llanura.
Eran defendidas probablemente por una compañía del Bon.Thaelmann (XI BI), desplegada en este extremo derecho del sector encomendado, que abarcaba hasta el Km30+000 de la carretera, arranque del Camino de Casa Nevares, donde enlazaba con los Batallones de la XV BI.
Las podemos recorrer aún y valorar su escaso valor táctico como se demostró a lo largo de la jornada. A pesar del ataque de apoyo de los carros rusos T26b, que sufrieron los legionarios por su derecha, en terreno harto difícil, según expresión de quien los comandaba, por tratarse de una llanura sin medios para cubrirse; finalmente se produjo el asalto simultáneo de trincheras y Chalet desalojando al contrario y consiguiendo un cierto botín en armamento y prisioneros, descrito por Iniesta Cano, quien asumió el mando de la Bandera desde el inicio del ataque, al resultar herido Alfonso Mora.
Pero aquí no acabó el combate pues no solo intervino la XI BI, sino que inmediatamente después, intervino al contraataque la XIV BI, trasladada urgentemente desde Torrelodones, la tarde anterior.
Transportada en camiones hasta el Km.16+000 de la carretera de Arganda a Morata, (Km.1+000 de la actual M-313), a punto de anochecer, avanzaron por la denominada Colada del Camino Viejo de Chinchón hasta el Viaducto ferroviario de Valdepeñas; con la misión de cubrir el hueco entre el Bon.Dombrowski (XII BI), desplegado desde Altos de Valdecorzas a Valdeperdices, y el Bon.Thaelmann (XI BI) ya citado.
Pasada la primera noche en vivaques improvisados, aprovechando la trinchera ferroviaria y áreas inmediatas al viaducto, iniciaron con las primeras luces un despliegue táctico en tres direcciones:
1/ Bon.Vaillant-Couturier: Hacia el Monte de Valdepeñas-Altos de Valdecorzas a conectar con el Bon.Dombrowski (XII BI).
2/ Bon.Henri Barbusse: Por el camino de Valdecorzas-dirección Monte Pajares
3/ Bon.La Marsellesa: Por el camino de Valdecorzas-dirección Alto del Moro, a conectar con el Bon. Thaelmann (XI BI).
El primer batallón, Vaillant-Couturier, logra conectar con una compañía del batallón polaco en Altos de Valdecorzas.
El segundo batallón, al igual que el tercero, se verán implicados en el contraataque a las trincheras y lomas del Chalet Blanco, recién tomadas por la 4ª bandera legionaria.
Desde el fondo de la cañada, suben por la parte trasera de las lomas los del Henri Barbusse, mientras que los de La Marsellesa, en acción envolvente, atacan de costado, sumándose a un nuevo ataque de carros de combate republicanos de Paulov.
Iniesta Cano simplifica en su relato estas acciones y el resultado de la jornada, mientras que las otras fuentes describen un forcejeo en torno al edificio que denominan «la Granja Blanca».
A la vista de los textos citados, podemos resumir en dos fases, las secuencias del ataque:
1/ En la primera fase los legionarios expulsan de sus trincheras y del Chalet Blanco a los brigadistas alemanes del Thaelmann, rechazando al paso un ataque de flanco de carros rusos procedentes del área del Apeadero de El Alto aprovechando el llano.
2/ En la segunda fase, los brigadistas franceses del Henri Barbusse que dirige Putz, escalando las lomas a espaldas del Chalet Blanco, caen sobre él, adueñándose del patio y de la planta baja, cercando al pelotón legionario que resiste en la planta alta; hasta que un certero disparo de mortero lanzado sobre el edificio lo deja semidestruido y los brigadistas retroceden más atrás.
Al mismo tiempo, por el lado opuesto, los brigadistas del batallón La Marsellesa con apoyo de blindados, atacan a la fuerza legionaria ya atrincherada en la loma recién tomada, sin obtener mayores resultados.
Conclusión
El saldo de la jornada, según Iniesta Cano, queda resumido así: 22 muertos enemigos y 30 prisioneros, sin mencionar bajas propias; además del siguiente armamento capturado al enemigo: 1 carro apresado y 2 destruidos; 4 ametralladoras y 1 lanzagranadas; 6 cajas de bombas de mano y 4 cajas de cartuchos de fusil (1.500×4=6.000 cartuchos); 46 fusiles y 1 lanzallamas.
Hasta el final de la guerra esta posición se consolida como primera línea del ejército nacionalista, y podemos ver, aún en pie, un par de parapetos de hormigón para piezas anticarro PAK 35/36, abocando el llano en prevención de ataques con blindados, además de un tercer nido de ametralladora con firma del Rgto. de San Quintín.
Entremedias, se conservan las trincheras republicanas del primer momento, de escasa profundidad, y restos de algún ramal, salvado de la acción destructora del laboreo agrícola, para conexión de las obras de fortificación en vanguardia con la zona campamental a retaguardia, excavada sobre el talud del cerro, a poniente.
Hay que añadir, por último, que existen otras interpretaciones, en cuanto a la ubicación del combate descrito y fuerzas combatientes, situándolo más allá, en la Casa del Monte de Valdepeñas, que los planos militares nombran como Casa de las Avispas o Casa Amarilla.
Ésta se encuentra a más de kilómetro y medio del Chalet Blanco, y a casi tres kilómetros de la Casa de la Radio, atravesando otros dos barrancos: Arroyo de los Torilejos y Camino de Valdecorzas; en condiciones geográficas poco concordantes con los datos que aportan las fuentes de información aducidas al principio.
La Casa del Monte de Valdepeñas era un mediano conjunto de construcciones rurales de aspecto decimonónico y uso agropecuario, enclavado en un vértice (695m) de este monte, cuya distribución y pies de muro puede seguirse medianamente a raíz de la limpieza y desbrozado que a instancia del Ayto. de Arganda, ha ejecutado hace escasas semanas un equipo de arqueólogos, en relación con un plan de limpieza de otros restos de la GCE existentes en el término.
Baste recordar la cita de Iniesta Cano: «Chalet Blanco, sobre la carretera de Arganda a Colmenar de Oreja», (Memorias y Recuerdos, Pág.105. Ed.1984), así como las demás pistas comentadas, para descartar esta segunda hipótesis.
Creemos que las versiones distorsionadas deberían ser corregidas en el menor plazo, en beneficio del rigor histórico que debería guardarse en cualquier análisis de esta naturaleza y del colectivo de personas que se interesan por el estudio e interpretación de esta batalla.
Me pareció interesante el documento que relata la historia junto al Jarama,.. lo malo es que pierde valor al no tener autor ni fecha de publicación. …yo por lo menos no la encuentro.