El día 28 de mayo de 2017 desde el GIPL celebramos la octava ruta por los restos de la Guerra Civil. En esta ocasión la excursión estuvo restringida a socios y, como novedad, a los lectores de nuestro blog.
El punto de inicio de esta edición lo ubicamos en la Loma de la Horca, junto a la carretera de Morata a San Martín; donde se ha dedicado al brigadista irlandés Charlie Donnelly, un pequeño memorial formado por un hito de piedras, similar al alzado en la Suicide Hill al capitán Kit Conway, a poco más de un kilómetro a poniente.
Cerca de este punto se haya el Cerro de la Iglesia, donde al Ayuntamiento de Morata de Tajuña erigió un monumento a las Brigadas Internacionales construido por Martín Chirino. Hemos querido hacer coincidir la crónica de nuestra habitual ruta con un bonito vídeo de este cerro, en el que se aprecian los actuales trabajos arqueológicos.
Os dejamos con la película y con el resto de la crónica.
La ruta
Charles Donnelly era el jefe del grupo irlandés de choque, integrado en la 1ªCía, con el nombre de «James Connolly», y a pesar de su escasa edad, 22 años, descollaba como un incipiente poeta, dejando caer un lacónico «aquí hasta los olivos sangran» a los compañeros, poco antes de su muerte en los combates del día 27.
Tomando una senda descendente, paralela a la cabecera del Barranco de las Carabinas, nos acercamos a una hondonada a espaldas de la primera posición de la visita.
Por anotaciones de algunos brigadistas, se supone que en un paraje como éste, a retaguardia, se hizo un enterramiento colectivo en una hondonada, amontonando los cadáveres, sin identificar, y cubriéndolo todo con tierra y piedras. Solo unos cascos mutilados sobrepuestos identificaban el lugar.
Tras recorrer la hilera de refugios y abrigos excavados a espaldas de una posición ovalada, subimos a ésta misma.
Es muy llamativa la disposición de los puestos de tirador, formando dos hileras cubriendo el frente y el lateral hacia la vaguada del barranco, perfectamente revestidos de mampostería de piedra. Resta también del conjunto defensivo algún puesto de escuadra, con unos característicos escalones conformando el frontis del parapeto.
Estas defensas corresponderían a una segunda línea de seguridad o detención, respecto a las avanzadas, situadas más allá de la Vereda de la Jara, visitadas al final de la ruta.
La breve meseta en la que se desplegaba el frente de batalla, de escaso kilómetro y medio, conocida como la Cota 700, no permitía cumplir los protocolos ordinarios de táctica militar ni guardar las distancias reglamentarias de distanciamiento de líneas.
Encontramos casi solapadas hasta tres líneas de resistencia en la franja de terreno que recorremos, siendo las más postreras las del cerro de la Iglesia o Casas Altas.
Nos dirigimos hacia una línea de obras de fábrica de hormigón para armas automáticas, situada a espaldas de posiciones más dominantes en primera línea. Aún se advierten los rollizos de madera que armaban el hormigón incrustados en las obras.
Sigue la ruta hacia el Sur cruzando la linde del término de Chinchón con Morata, por donde arranca el Barranco de la Fuente del Piojo. En el cerramiento de la propiedad de Valgrande encontramos varios Puestos de Escuadra colgantes sobre el Barranco de Lérida y avistamos la casa donde se instaló el Puesto de Mando de Enrique Líster, a partir del 15 de febrero de 1937, tras la reorganización del frente, correspondiéndole el mando de la División C.
La marcha discurre a continuación cerro arriba, hacia el montículo que sostiene un depósito de agua, entre campos de cereales y viñedos.
Este terreno arenoso permitía construir trincheras y refugios con facilidad, pero también su demolición precoz por obra del paso del tiempo.
Aún así quedan largos segmentos de primera línea republicana, al borde de la Vereda de la Jara, con curiosos pozos de tirador exentos de la línea de trinchera conectados por túneles enfrentados a los refugios a espaldas de las mismas.
Sobre el terreno aparecen ingentes restos de hojalata de latas de carne, sardinas o munición, que las paulatinas incursiones de detectores de metales van sacando a la superficie, sin el menor reparo, propiciando su destrucción en poco tiempo y la pérdida de fuentes de documentación arqueológica para las excavaciones futuras.
Por fin llegamos, para finalizar la marcha, a una posición avanzada, en altozano, y encontramos un singular túnel excavado junto a un olivo, que llama poderosamente la atención.
Hacia poniente se alzaban los islotes de resistencia nacionalistas del sector, Olivar de la Jara, Cota 700, con escasos restos visibles en superficie, confrontados con un Puesto de Escuadra republicano que se alza aislado en mitad de los sembrados con sus aspilleras mirando las puestas de Sol.
Terminamos la marcha en el punto de inicio.
Cabe aclarar que, a modo de castigo, tras su enjuiciamiento por el amotinamiento del día 28 de febrero, el Batallón Lincoln se pasó varias semanas abriendo trincheras y fortificando este yermo paisaje que hoy se abre a nuestros ojos.
Finalmente, a finales de junio, fue trasladado a un nuevo teatro de operaciones, para participar en la ofensiva planeada en Brunete por el Estado Mayor republicano.
Súper interesante la ruta guiada por auténticos maestros de la historia sobre la guerra civil, en un ambiente de concordia y agrado, para terminar con las cañitas en Rivas.
Estupendo viaje. Abrazo a todos
Hola! ¿Que hay que hacer para poder participar en estas rutas? Ya me llegan las reseñas una vez realizadas las rutas pero ninguna convocatoria para participar. ¡Gracias!
Hola Ana.
Si estás dada de alta como socia o suscrita al blog, te llegarán.
Muchas gracias por compartir esta información es de mucho valor cultural para las nuevas generaciones…los felicito por hacer la verdadera historia de España….Un cordial saludo a tos los integrantes….felicidades.
Magnifico vídeo e interesante recorrido por una parte de nuestra historia, por desgracia poco conocida.
Gracias por vuestra extraordinaria aportación