Vicente cavaba trincheras en la periferia de Madrid. La ofensiva nacionalista del Jarama había acabado siendo uno de los mayores sustos para la República, que vio como su capital quedaba prácticamente cercada por unas horas.
Si Franco lo volvía a intentar por esta zona, se encontraría por su flanco izquierdo con un mar de zanjas antitanque, trincheras, cuevas y casamatas que le hicieran desistir. Detrás, Vallecas, a salvo tras las líneas defensivas de lo que setenta años después otros llamarán «Parque Lineal del Manzanares». El Manzanares con su Real Canal serían el foso del castillo que la República Española levantó profusamente sobre los cerros de la margen izquierda del río.
Este es uno de los rincones mejor conservados que la Guerra Civil Española ha dejado en el Parque Lineal, y Vicente, Vicente Valls para más señas, no es producto de la imaginación de este que escribe, como intentamos que no lo sean tampoco la mayoría de datos de este artículo con el que inauguramos una nueva sección que divulgará, dentro de unos límites, el increíble Patrimonio del Parque Lineal del Manzanares: Los Tesoros Abandonados del Parque Lineal.
Vicente acababa de terminar con sus compañeros, muchos de ellos de Perales del Río, una importante posición encomendada por el mando del ejército de centro. Los cerros de la margen izquierda del Manzanares eran la última muralla armada que protegiera Madrid del paso de los tabores de moros y legionarios que amenazaban la capital. La 4ª y la 18ª División del Ejército Popular de la República serían los encargados de esperarles atrincherados en estos cerros, siempre que el enemigo fuera capaz de atravesar el valle del Manzanares, un valle que debería transformarse en fuego y metal.
Delante de estas estribaciones estaba el Real Canal y el propio río, que ya suponían un importante escollo en el avance de cualquier ejército.
Detalle de una zona de la techumbre en la estancia más avanzada y expuesta al frente. Se observa el techo de hormigón y las marcas del encofrado de madera, uno de los soportes de este material se conserva perfectamente. Bajo la tosca bóveda un hueco almacenaba la lumbre que iluminaba y daba algo de calor a la estancia.
La fortificación principal y expuesta al frente se construye a alta cota, en la cima de los cerros, vigilando dos puentes con sendas ametralladoras que en ángulo y desde el interior del cuerpo primario de esta cueva artificial, barren varios cientos de metros en línea sobre el Manzanares. Sobre el techo han trabajado por la noche un forjado de madera y hormigón que no es muy típico en estas líneas.
Bajo las dos troneras, a menor cota pero también sobre los cerros, una trinchera doble vigila el tiro de enfilada, no fuera a ser que el enemigo se acercara demasiado y fuera imposible acertarle desde las ametralladoras que desde arriba apuntaban a lo lejos. No sería la primera vez, Líster perdió el Cerro de los Ángeles por emplazar demasiado altas sus armas automáticas.
Las dos zanjas se abren como heridas sin cicatrizar en el desnutrido cerro de yeso. En ellas, cada cierto tiempo se adelanta un hueco que hace las veces de puesto de tirador. En cada uno de ellos un soldado espera pacientemente la llegada del enemigo que, afortunadamente, nunca llega. Mientras tanto mata el tiempo como puede, fumando, escribiendo cartas a la novia o simplemente dejando la mente en blanco para evitar la desesperación. Testigo de todo ello el Mosin Nagant soviético, siempre preparado para servir a su amo.
La vida en la posición era monótona. Una vez construida, las obligaciones se limitaban a comer, dormir y no dejar nunca de vigilar. Vicente pensaba que si el enemigo atacaba con suficiente audacia y rapidez, no habría tiempo de reacción, la muerte de todos cuantos guardaban el fortín estaba asegurada. Las instrucciones del mando lo sabían y ante esa posibilidad, se ordenó minar los dos pasos, que serían volados como último recurso. Los blindados ya no podrían usarlos.
Hasta los puentes se podía acceder mediante una escalera esculpida en la roca de yeso, que bajaba hasta pie de cerro. La escalera aprovechaba un pequeño valle que hacía de torrentera. Ya fuera para dinamitar las pasarelas o para romper la rutina en arriesgados movimientos por el valle, todos bajábamos frecuentemente para liberar nuestros cuerpos de la prisión de las trincheras, que después de varios meses dentro de ellas, cubrían los cuerpos de polvo y barro, enterrándolos literalmente en vida.
Junto a la escalera y a medio camino hasta la cima de los cerros, se abrió un hueco redondo con un pequeño asiento en el que cabía a duras penas un hombre. Desde aquí, liberado de cualquier muro o parapeto que impidiera su función, por turnos, uno de los milicianos se limitaba a un sencillo y duro trabajo de vigilancia, observando cualquier movimiento sospechoso del enemigo. Nadie quería estar jamás en ese agujero.
En la cima, de nuevo en la cueva de las troneras, se disponía de un habitáculo principal para cuatro personas, dos sirvientes por cada arma automática. Hasta él se accedía por una profunda zanja en ángulo recto –para evitar los posibles efectos devastadores de la metralla- que en la entrada tenía un pequeño almacén para pertrechos y municiones. Además, y mediante un pequeño pasillo que hacía de distribuidor desde el habitáculo principal, se accedía a tres dormitorios subterráneos. En la entrada de los mismos un armero esculpido en la roca permitía a los soldados descansar con su fusil a escasos dos metros de ellos.
En el cemento fresco de este armero Vicente Valls grabó para la posteridad su nombre junto a las proclamas de libertad que decidieron poner sus compañeros de armas, dejando testimonio de su presencia por si morían o perdían la guerra, por si el bando ganador decidiera rehacer la historia borrando los acontecimientos.
Cerca de la cueva principal y más a retaguardia, se excavó otra habitación para el resto de la tropa, con otros tres dormitorios. Dormir en ellos era una verdadera tortura. La humedad era elevada e incluso respirar se hacía difícil en algunas ocasiones. En las paredes había pequeños huecos sobre los que se ponía un poco de grasa o unas ramas a las que se les prendía fuego para iluminar las oscuras estancias.
Como era imposible dormir sobre el suelo, se atravesaron tablones de lado a lado de cada dormitorio un palmo sobre la superficie. Sobre ellos se disponía cualquier cosa blanda, mantas o paja, permitiendo que el miliciano conciliara el sueño.
Uno de los dormitorios de la segunda de las estancias. Se aprecian los apoyos para el improvisado somier que en su día alejaba el cuerpo del suelo. Los huecos en la pared alojaron fuego, calor y luz en estos húmedos habitáculos.
Apartada de las dos primeras posiciones, ya completamente a retaguardia, se construyó una tercera de cuya presencia apenas han llegado restos. Debió ser un vivac para provisiones y munición de la columna allí destacada. Detrás de este conjunto y a pocos metros, en la loma del cerro, divisando desde la noche de los tiempos la locura fratricida que enfrentó a los españoles, los restos de otros pobladores mucho más antiguos, tal vez de la segunda edad del Hierro.
Probablemente más de veinte personas habitaron este pequeño cerro sobre las alturas del Manzanares, en el Parque Lineal, durante aproximadamente dos años de nuestra Guerra Civil. Los restos nos dicen que la vida en ellos no debió ser fácil y que en todo momento estuvieron amenazados por una complicada posición que, de ser atacada, seguramente hubiera acabado con la vida de todos ellos.
Nada sabemos ya hoy de Vicente Valls, probablemente Roger, salvo la caligrafía de una España que pugnaba por salir del analfabetismo y la lucha de un catalán por salvar Madrid de las manos de Franco. Perdieron la guerra pero ganaron la batalla.
Muy bueno ! imaginate que algun familiar de Vicente leyera tu relato…
Complicado, pero ahí está el dato, antes de que el abandono o algún canal de remo olímpico se lo lleve por delante.
Hasta hoy no había tenido tiempo de comentar el artículo. Me parece excelente. Está tan bien redactado, que me he imaginado las terribles condiciones que tuvieron que pasar los milicanos en los cantiles yesíferos defendiendo la legalidad de la República Española, y se me han puesto los pelos de punta. Una pregunta ¿es tuyo el dibujo de la cabecera? Está muy bien. ¿Es una acuarela?
Gracias, gracias… 🙂
Intenta ser lo más cercano a la realidad de hace 70 años que, en ese punto se conserva de manera increíble.
El díbujo efectivamente es una acuarela y sí, es mía. Y sí… es mi segundo intento, el primero se lo llevó otra parte del PL que supongo servirá para ilustrar otro capítulo de esta serie. Soy consciente que no soy Leonardo, así que ahorrar críticas que lo mío no es el arte 🙂
Pensé que estos artículos pueden ir con un dibujo en vez de con foto… es más romántico 😉
Hola, el relato es muy interesante, mi abuelo lucho por la república, el se llamaba Vicente Valls, no tengo certeza que sea el mismo que narras, quisiera saber si tienes algunos datos personales para poder confirmar o descartar la posibilidad.
Hola Amaurí.
Lo cierto es que hemos seguido la pista a varios Vicente Valls (a través del Instituto de la Memoria Histórica) y al final ninguno ha resultado ser el autor de la firma en la casamata, pero seguimos intentándolo.
Ahora mismo no tengo la documentación encima, pero podría decirte la Brigada Mixta y la época en la que posiblemente se hizo el «grafitti».
Algo hay seguro, el miliciano luchó en el frente de Madrid a orillas del Manzanares en un frente subsidiario de los de la Batalla del Jarama, probablemente después de ésta. No hay signos de combate directo.
Los datos concretos del emplazamiento son, hasta que alguna administración se encargue de su integración-conservación-protección (podemos esperar sentados), sólo conocidos por los miembros y colaboradores del GIPL.
Si coincide más o menos con los datos de tu abuelo y te animas, podríamos incluso acercarnos a hacer una visita.
Gracias y un saludo!
En realidad con la respuesta que me has dado tengo mas dudas de que sea. Mi abuelo se llamaba Vicente Valls y Anglés y se que era natural de Vinaroz (Castellón), nació en 1896. Es detenido al finalizar la guerra civil al intentar salir de España por Alicante, siendo encarcelado en Orihuela (Alicante), donde pasa un tiempo incomunicado y posteriormente es enviado a Yeserías en Madrid, donde pasa un tiempo en prisión, es juzgado y expulsado de la Inspección por la Comisión Depuradora en diciembre de 1940.
Bueno suerte con la búsqueda.
Hola
somos una asociación cultural que se dedica a investigar sobre la historia de nuestra ciudad. Estamos muy interesados en la historia de Vicente Valls Angles y rogariamos nos pusiera en contacto ud o si Amauri Valls fuera tan amable de ponerse en contacto en info@amicsdevinaros.com para poder trabajar en la figura de este maestro.
Gracias
Quiero agradecer publicamente a este sitio web ya que gracias a él he podido por mera suerte contactar con la Asociación Amigos de Vinaróz y poder efectuar la biografía de mi abuelo. A pesar de que no es el Vicente Valls que ustedes buscaban, era el Vicente Valls que ellos si buscaban y esta web unió los nexos para este caso.
Muchas gracias.
Muchas gracias a tí Amaurí. Me alegro mucho de que hayáis podido realizar la biografía de tu abuelo. ¿Se va a publicar en algún libro o página web? Si es así, aunque no se trate del Vicente Valls que buscábamos, nos encantaría leerla. Para cualquier cosa que necesites ya sabes dónde encontrarnos.
Un abrazo.
Gracias a ustedes. Así es, la Associaciö Cultural Amics de Vinaròs publicará la biografía que se está trabajando aun y será presentada aproximadamente la última semana de septiembre, posteriormente se colgará en su página http://www.amicsdevinaros.com la versión digital PDF.
Un abrazo y mis reiterados agradecimientos.
Hola Amaurí. Soy sobrino, también era mi padrino, de Valentín Núñez Losada, que fue el el teniente de infantería que defendió a tu abuelo Vicente Valls y Anglés, Juan Gómez Egido y treinta y cinco mas en el juicio que le condenó. El fiscal pedía pena de muerte y mi tío consiguió que quedara en diez años, que en aquel tiempo era casi imposible de conseguir porque las acusaciones, aunque no estuvieran fundadas pesaban mucho más que los testimonios a favor.
Esa defensa y otras más que mi tío llevó a cabo le costaron años de acoso y persecución en el ejército (Muñoz Grandes le tenía enfilado) hasta que consiguieron expulsarle del mismo y, ya expulsado, nunca dejaron de buscarle las vueltas y detenerle en más de una ocasión durante breves días.
En la página 116 del artículo que hay en ese link, puedes ver la primera página de el informe H.2776.531 que mi tío Valentín dirigió al Consejo de Guerra defendiendo la no culpabilidad de tu abuelo de las acusaciones que se le hicieron.
Un saludo.
http://www.amicsdevinaros.com/web2/images/stories/PUBLICACIONS/marenostrum/mn30.pdf
Hola José Luis,
También defendió a mi abuelo, que paso de la pena de muerte a 30 años de prisión mayor y a 12 y un día de atenuada. Me gustaría conocer mejor la historia.
Un saludo,
Hola José Luis, gracias por tu comentario. Lamento mucho el maltrato a tu tío. Fueron tiempos muy difíciles y solo pocos lucharon contra la injusticia, alzaron su voz, es por eso que debe ser testimoniado.
Un abrazo y mis mejores deseos.
Gracias Amaurí. Sin pretender considerar a mi tío Valentín como mártir o héroe, sí fue un ejemplo de que, un militar, no solo se debe a la disciplina de sus superiores, sino también a su conciencia y, en la conciencia de un hombre de bien, no debe caber justificación para que otro hombre que mantiene ideas distintas a las propias, tenga que acabar delante de un paredón o en un presidio.
Un saludo.
Gracias por tu comentario José Luis y espero te haya gustado la biografía. Como ves hemos colocado en la página 16 solo la primera de cuatro páginas de la defensa. Sería un interesante aporte de tu parte si tuvieras alguna foto de tu tío de aquella época pñara el archivo. Por si acaso te dejo mi correo amaurivalls@yahoo.com
Saludos
Gracias a ti Amaurí. Yo vivo ahora en Cádiz, pero he hablado con una hermana que tengo en Castellón y ha encontrado una fotografía de mi tío Valentín, de uniforme además, de esa época. Me ha recordado que, precisamente de la región valenciana, hubo muchas personas de las que mi tío fue su abogado defensor.
He quedado con ella para que le escaneen la foto y pueda enviártela a tu correo electrónico. Seguro que lo hará.
Lo que ya resultaría casi imposible, sería encontrar información documental en Inglaterra también sobre esos juicios, porque de la embajada inglesa enviaban personas a presenciar juicios en los que mi tío intervenía, debido a que, como era uno de los pocos que siendo militar del propio ejército del bando vencedor, actuaba siempre en favor de sus defendidos y desmontaba con facilidad y brillantez las acusaciones de los fiscales basadas muchas veces en imputaciones falsas o exageradas. El resultado solía ser la absolución en muchos casos o una pena ligera para sus defendidos, a los que a menudo se les pedía por el fiscal pena de muerte, y un enconamiento de la enemistad que sus superiores, especialmente A.Muñoz Grandes, manifestaban contra él. Enemistad que, como dije en un post anterior, terminó en expulsión del ejército y persecución por el Régimen de por vida.
Aunque las personas de esa época deben haber fallecido casi todas, por razones de edad, es posible que algunos de sus hijos, que ya serán mayores de sesenta años, si leen esa biografía y el nombre de mi tío, recuerden hechos contados por sus familias en los que mi tío o tu abuelo figuren.
Un cordial saludo. José Luis
José Luis, yo actualmente vivo en Lima, Perú. Como verás en los primeros correos contacté gracias a esta página con la asociación Amics de Vinaròs con quien en conjunto hicimos la biografía de mi abuelo Vicente Valls para lo cual viajé a Castellón para la presentación. Pudimos obtener los expedientes del Archivo General Histórico de la Defensa del ejército español y del Partido Socialista, lógicamente por temas de espacio solo hemos colocado lo que nos interesaba y a su vez lo mas significativo para nuestro tema pero son por un lado mas de mil y por el otro algo de 400. La verdad no creo que para el caso particular valga la pena ahondar mas en el tema. En el caso de la foto, lo cual te agradezco por el gentil gesto, aprovechando la oportunidad de charlar contigo me pareció interesante y anecdótico poder tenerla en la Asociación.
Si deseas puedes escribirme directamente a mi correo amaurivalls@yahoo.com
Un abrazo y mi agradecimiento
Voy a exponeros una teoría. Yo creo que que si se trata de Vicente Valls Anglés, pero no porque él fuese un miliciano, sino por su faceta de docente. Supongo que habréis oído hablar de las Milicias de la Cultura, que se dedicaban entre otras cosas a enseñar a leer y escribir a los milicianos en el frente. Creo que Valls siendo consejero del ayuntamiento de Madrid en 1937, tuvo la posibilidad de colaborar. También he encontrado una relación con el otro nombre que aparece «Roger» aunque yo creo que podría estar escrito «Roget» con t, sería Augusto Vidal Roget, también docente, traductor de diversos autores rusos, vinculado al partido comunista, y que aparece citado como comisario de este partido en las Milicias de la Cultura en Madrid. No me parece descabellado pensar que cualquiera de los dos realizase los grafitti con sus nombres prestando sus servicios docentes a los milicianos.
Gracias Tomás por tus observaciones. Efectivamente es una posibilidad que no habíamos tenido en cuenta y que es totalmente plausible. El lugar, pese a estar en pleno campo, tenía una casa vinculada al Canal del Manzanares. Casa que por otro lado puedo servir a varios propósitos durante la guerra, entro otros este que apuntas.
me ha gustado mucho , a mi me gusta ir por la marañosa buscando las cuevas y bunker, tambien por titulcia y getafe, ¿ por favor me podrias decir donde se encuentra la trinchera de valls?
un saludo