Como cada año a principios de Otoño, hemos convocado a nuestros socios para hacer el tradicional recorrido por el último tramo del Canal del Manzanares. Partiendo de Rivas-Vaciamadrid, la ruta senderista transcurrió hasta la Décima Esclusa, uno de los elementos emblemáticos del canal que, paralelo al río, hiciera navegable al irregular y escaso de aguas Manzanares.
El Canal y la Guerra Civil
En esta ocasión también hemos visitado un Puesto de Mando Avanzado de la Guerra Civil, así como unos refugios subterráneos en un estado de conservación bastante aceptable. Su situación, en el límite de los entonces municipios de Vallecas, Getafe y Rivas-Vaciamadrid, fue entonces estratégica.
Desde este punto se accedía a Vallecas y de ahí a Madrid, de manera directa. En el otro sentido se cruzaba el Manzanares justo en un punto en el que podía ser fácilmente vadeado, para acceder a otro punto estratégico: los altos de la Marañosa.
Por su parte, el Canal podía ser salvado en el gallipuente de su Décima Esclusa y, especialmente, por el Puente del Congosto, más ancho y con más capacidad.
Todos estos puentes y gallipuentes del Canal estaban preparados para su voladura, como pudimos comprobar durante la ruta. Los estribos de estas instalaciones presentan sendas oquedades, practicadas para albergar cargas explosivas que serían detonadas mediante el accionamiento de ingenios conectados con cables eléctricos.
Canal y toponimia
La toponimia que rodea las instalaciones del Canal del Manzanares nos recuerda su historia y es un buen referente para su investigación.
Así, cerca de la Cabecera del Canal, nos encontramos con el Paseo de Yeserías o la Calle del Molino, junto al Puente de Toledo. Estos nombres hacen referencia a los molinos y las fábricas de yeso de la Cabecera. En la ruta tuvimos la oportunidad de ver un horno de yeso que suministró el mineral cocido a esas instalaciones.
Junto a estas calles están otras, como el Paseo de la Chopera, en referencia al vivero para reposición de arbolado que el Canal tenía aquí y en otros puntos. Aguas abajo nuestros mapas actuales hablan del Camino del Malecón, en clara referencia al muro que se levantó entre la Tercera y la Cuarta Esclusa para evitar las terribles avenidas del Manzanares. Hoy ese muro es visible en algunos puntos.
Las Casas del Canal, que visitamos durante la ruta, fueron las instalaciones que albergaron al personal encargado de hacer la última ampliación del Canal, en tiempos de Fernando VII. En muchos mapas aparecen como Casa de los Albergues, precisamente por eso.
Llama la atención como las denominaciones topográficas cambian y giran entre transcripciones, lo que puede hacerlas parecer con otros significados.
Un caso claro es el topónimo Casa de la Sixta que no es otra cosa que una variación de «Casa de la Sexta [Esclusa]«. O la de la Casa y Arroyo del «Océano» en los mapas modernos, pero que provienen de «Onceno«, topónimo original referido a Alfonso XI (once).
Cosa parecida pasa con la conocida construcción a la salida de la carretera de Valencia, con apariencia de fuerte de película de vaqueros, pero que nada tiene que ver con esta mitología moderna. Fue una relativamente reciente instalación agropecuaria que tras su abandono adquiere su apariencia actual. Sin embargo, detrás de sus deteriorados muros esconde otros muchos más antiguos, sobre los que fue reedificada, y que pertenecieron a algún edificio importante del antiguo pueblo de Vaciamadrid, destruido durante la Guerra.
Como siempre en nuestro socorro aparece la toponimia. El lugar es referenciado como Casa de Peña Blanca (sus muros fueron blancos) o incluso actualmente como Casa de Doña Lanca. El topónimo original es «Casa de Doña Blanca«, suponemos en referencia a Blanca de Rojas y Ordoñez, terrateniente y propietaria de la finca «Vaciamadrid«, donde se pretendía reedificar el pueblo tras ser devastado en la Batalla del Jarama. La finca debía estar donde el topónimo nos marca hoy la curiosa edificación.
Los topónimos de la zona visitada en la ruta son de una riqueza y un valor incalculable. Nuestros pasos junto al Canal transcurren buena parte del trayecto por el Camino de la Salmedina. Salmedina es un valiosísimo topónimo que nos ha llegado casi sin variaciones y que proviene del árabe «fahs al-Madina» o «campo de la ciudad«, que viene bien descrito y delimitado en el Fuero de Madrid. Tiene por lo tanto un origen medieval.
El origen medieval está patente también en los numerosos topónimos con la palabra «frailes«. Casa de los Frailes o Camino de los Frailes aparecen en varios puntos de nuestra geografía, en las proximidades del Manzanares. Los religiosos fueron un fuerza repobladora fundamental. El Real Monasterio del Escorial fue el dueño de muchas de estas tierras hasta el siglo XIX, de ahí los descriptivos topónimos, que en cada caso se referirían a pobladores y emplazamientos determinados.
Estuve en la ruta y como siempre, magnífico y dificilmente mejorable; muchas gracias por el esfuerzo que se viene realizando desde esa Asociación. Espero que cada vez tenga más eco, y pueda ser más valorado, por las Entidades Locales, y demás Administraciónes Públicas, que de una u otra forma tienen competencia sobre estos restos arqueologicos existentes en la Comunidad de Madrid.
Buenas noches!!simos dos adultos interesados en hacer esa marcha.
Carmen&Felipe
Lo siento Carmen, la ruta ya se celebró.
D. Benito Pérez Galdós menciona al Canal del Manzanares en el ultimo de sus Episodios Nacionales «Cánovas»:
«Un día nos ibamos por el Abroñigal, otros por Bellas Vistas, Amaniel y Arroyo de San Bernardino, o bien Manzanares arriba hasta cerca de El Pardo, o Manzanares abajo mas allá del Canal».
Un abrazo y muchas gracias por vuestro trabajo.