La Casa de la Cuarta Esclusa es el nombre popular que ha surgido a lo largo de los siglos para un edificio de planta baja que se encuentra junto al cauce del Real Canal del Manzanares. Ni esta vieja estancia, ni el propio Canal -que en este espacio se asemeja más a una acequia de riego que a otra cosa- hacen presagiar que estamos ante una de las joyas del Patrimonio histórico y natural de la Comunidad de Madrid.
Patrimonio que en su día fue apreciado por reyes y ministros y que hoy se encuentra abandonado y en grave peligro de ser destruído por los diferentes proyectos urbanísticos y de infraestructuras que los gobiernos central y municipal tienen pensados para este espacio.
La protección legal del Real Canal del Manzanares
La Casa de la Cuarta Esclusa es quizá el elemento más famoso de todo el Real Canal del Manzanares. Sobre él y sobre todas las infraestructuras del Canal, así como sobre el propio Canal, recaen diversos niveles de protección que, en teoría, deberían conservarlo y restaurarlo tal y como se diseñó en tiempos de Carlos III. Estos niveles son:
- Ley 10/1998 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, disposición adicional segunda, como camino, viaje de agua, molinos y en general edificios singulares de más de 100 años,
- Ley 10/1998, que protege las Terrazas del Manzanares, en las que está plenamente inserto el Canal del Manzanares.
- Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, Título 4 sobre protección del patrimonio histórico y natural, artículo 4.5.5
- Plan Especial de Infraestructuras Manzanares Sur (PEIMANSUR), que obliga a está protección y a la reintegración del Patrimonio, especialmente el de la Casa de la Cuarta Esclusa, supedintado a esta conservación cualquier otro proyecto de obras, especialmente el del canal de remo de getafe.
Desgraciadamente esta protección no siempre ha resultado operativa y, desde el año 1997 ha seguido desapareciendo parte de este Patrimonio histórico.
El rey Fernando VII y la Cuarta Esclusa. La pista de Luis Candelas
Pese a lo pensado por la gente, la Casa de la Cuarta Esclusa no parece ser la residencia de Fernando VII, sino la que se encontraba justo a su lado, hoy en ruinas. La Casa de la Cuarta Esclusa es realmente la casa del peón conservador de la misma, aneja a la propia esclusa y a la pequeña alcantarilla que servía para regar al arbolado del que hoy quedan importantes ejemplares frente a su fachada.
El edificio sólo ha perdurado a través del tiempo por su ocupación posterior. Al igual que el resto de instalaciones del Real Canal del Manzanares, sólo lograron sobrevivir al paso del tiempo cuando supieron adecuarse a los nuevos usos que los habitantes del lugar exigían. El más claro ejemplo es precisamente este.
Madoz nos habla de al menos dos edificios distintos, por un lado el que sirviera de palacio real y por otro el que hiciera las veces de intendencia y provisión para los monarcas y el amplio séquito que debía seguirles. Este edificio de apoyo debió ser la Casa del Peón conservador que queda en funcionamiento, reforzada para estos menesteres, y de la que destaca un horno que bien pudo ser el que Madoz nos describe como ingenio pastelero para los gustos reales.
Pero Fernando VII no fue el único visitante ilustre. Parece probable que el famoso bandolero Luis Candelas, también visitara la Casa de la Cuarta Esclusa, muy probablemente atraido por las fiestas nocturnas del Borbón, donde vino y mujeres eran norma común.
A mediados del XIX la Casa seguía usándose como un pequeño palacete en el que incluso se mantuvieron turbias reuniones del Ministro de Fomento en un asunto de robo de piedras.
Las reuniones del delito, que consistió en el desmontaje y robo de piedras de la Primera Esclusa, tuvieron lugar precisamente en la Cuarta Esclusa, lo que nos da a entender que aún en 1850 servía como palacete y en él seguían alternándose las altas conspiraciones con el trabajo del Canal.
«Y tiene présente que en alguna ocasión fueron á pasear por el Canal algunos ministros de la Corona y entre ellos el Excmo. señor don Agustín Esteban Collántes, y tuvieron un almuerzo, según de público se dijo, en la cuarta esclusa, habiendo asistido el administrador al mismo almuerzo.» […]
Preguntado si mientras estuvo de sobrestante estuvieron en el canal algunos jefes del ministerio de Fomento , quiénes fuesen estos, y si comieron allí, quiénes les acompañaron, dijo: Que mientras estuvo de sobrestante vio allí tres ó cuatro veces al director do obras don José María Mora, y en alguna de ellas acompañado del ingeniero jefe del distrito. También recuerda que estuvo una vez el Excmo. señor ministro ,que fué de Fomento don Agustín Esteban Collantes, con otras personas, las cuales almorzaron juntas en el palacio de la cuarta esclusa, habiendo asistido al almuerzo el administrador don Juan Bautista Berallirrechea.
La navegación en la Cuarta Esclusa
La actividad de la Cuarta Esclusa debió ser frenética tan solo un año antes de la inauguración de la linea de ferrocarril a Aranjuez (1851). El cegado del Canal hasta el Puente de Santa Isábel (1862) no debió ser pretesto para paralizar las actividades que se continuaban en el Real Canal del Manzanares.
El diario Clamor Público nos relata una sesión en la que se experimenta un prototipo de barca a motor para el transporte de mercancías.
Tan pronto como conoció que podría darle aplicación, ha procedido á hacer los primeros ensayos en el canal de Manzanares fijando el Manivel al costado del lanchon Francisco de Asis, del porte ae 2S toneladas […] Ayer á las once de la mañana, á presencia do las personas que se encontraban á su bordo y los señores don Pedro Rúan y don Jacinto Gómez, que á la sazón paseaban por la orilla del canal, salió de la cuarta esclusa en direocion de la tercera el citado lanchón Francisco de Asis, marchando sobre poco mas ó menos unas dos y medía ó tres millas por hora […]
El lanchón Francisco de Asís partió de la Cuarta Esclusa para llegar a la Tercera y desde allí volver, por rotación inversa de su motor, de nuevo a la Cuarta.
Este ingenio no debía ser ni ligero, ni pequeño, por lo que la anchura del Canal entre la Tercera y la Cuarta Esclusa, y en especial la del embarcadero de esta última, no debieron ser pequeños. La Cuarta Esclusa siguió funcionando como puerto de navegación del Canal, incluso cuando parte de él fuera cancelado por el Ayuntamiento de Madrid o cuando se instalara el Molino de Cartón.
La conexión Real de la Cuarta Esclusa se confirma con la afición de los Borbones a la navegación y al uso de pequeñas embarcaciones -llamadas falúas- para su recreo en aguas interiores, que también dejaron su rastro en el Real Canal del Manzanares: «En 1820, se encontraba en Madrid una ‘Partida de Banderas’ perteneciente al 5º Regimiento de la Corte , la cual, entre los muchos cometidos que realizaba se encarga de atender las Reales Falúas que se localizaban en el Canal del Manzanares» (Foro Militar General)
Poetas, reyes, ilustres bandoleros, ministros y un tropel de gentes hoy inimaginables, pasaron por la Cuarta Esclusa y merecieron su atención sobre ella. Probablemente cuando era un lugar menos abandonado que el que hoy conocemos.