Las Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada fueron una vasta operación estadística encomendada por Fernando VI a su primer ministro Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada.
En este magno esfuerzo de saberlo todo de todos, se acumula tal monto de información, que viene a ser en su globalidad, la mayor fuente de información del siglo XVIII español, de que disponemos.
Es, en conjunto, un plan ilustrado racionalista, cuya pretensión, entre otros fines, es el saneamiento de las arcas públicas, en pos del impuesto único, mediante la clarificación y revisión de la gran cantidad de cargas y prebendas existentes en el Reino de Castilla (las tres provincias vascas quedaron excluidas de la consulta por su exención de impuestos) cual restos de una sociedad estamental y nobiliaria con multitud de fórmulas medievales en latencia.
Un estado similar de cosas produjo en Francia el levantamiento general que conocemos como Revolución Francesa (1789).
Se sostiene que la acometida de las reformas económicas eficaces que exige la situación, para atajar la grave crisis fiscal de la Corona, solo será posible partiendo de una buena base de datos fidedignos, que dibujen el panorama económico global peninsular.
A partir del Cuestionario de 40 Preguntas que hicieron circular por todos los municipios del Reino se extrajeron legajos de Respuestas como para llenar 80.000 volúmenes de datos manuscritos.
Preguntas del cuestionario a responder por las diferentes localidades
Presentamos la transcripción de algunos de los que describen nuestro entorno geográfico más cercano, no sin cierta dificultad, tanto por el particular uso de abreviaturas como por los giros y modismos lingüísticos de la época.
Aparte quedan las veladuras de la tinta, dobleces de página u otra serie de contingencias menores que van surgiendo en la lectura de los facsímiles cotejados, dificultando a veces la correcta interpretación.
A ellos remitimos, en caso de duda, ya que están depositados en la página web del Ministerio de Cultura, conservándose los originales en el Archivo de Simancas; animando no obstante, a su lectura directa. A pasear la mirada por la regular caligrafía manuscrita de la época, dejándonos transportar a otro momento apasionante de nuestra Historia, que bien pudiera resultarnos útil, en el ejercicio de una serena reflexión, tanto sobre aquellos aconteceres como sobre los que actualmente vivimos, en algún modo parejos.