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El Puente del Pindoque

puente del pindoque

Pilares de apoyo del Puente del Pindoque en la actualidad, desprovistos de la estructura metálica de viga de celosía, que permitía el paso del ferrocarril.

Perdida la orilla derecha del Jarama y con la duda táctica todavía flotando en el aire, sobre cuál sería la dirección real del ataque de Orgaz y Varela, urge cubrir los cerrojos del Jarama, los puentes clave que podrían servir de paso al enemigo: Titulcia, San Martín, Pindoque y Puente de Arganda. Los dos primeros defendidos por la 17ª Brigada Mixta, los otros serán urgentemente guardados por fuerzas de la XII Brigada Internacional.

Después de las anteriores jornadas de lluvia, el 10 de febrero es un día espléndido. Los nacionalistas, culminada la primera fase de la operación, se preparan para dar el siguiente paso que dará un giro de 180 grados a la Batalla del Jarama. En la noche del 10 al 11 de febrero, un pelotón del Tabor de Tiradores de Ifni de la Brigada de Barrón, dirigido por el Cmdte.Molero, de tropa indígena aguerrida, se desliza por los cortados de yeso de Coberteras hasta la ribera del Jarama, aguas arriba del Puente del Pindoque. La 2ª Compañía del Batallón André Marty (XII BI), lo guarnece. Son voluntarios franco-belgas, bajo el mando del Tte.Martin. Han llegado la tarde anterior. No han explorado la zona. Desconocen dónde está el enemigo. Llegada la noche se limitan a destacar centinelas al otro lado del puente y el resto duerme a éste otro, arrebujados entre las mantas reglamentarias.

Dos ametralladoras mod. Maxim soviéticas han sido instaladas a cada lado de esta misma orilla, con cruce de fuegos, mientras otra se sitúa en el centro. Siguiendo la vía, dirección La Poveda, hay una caseta del ferrocarril, donde se instala el mando. Este puente, de Sistema Pratt americano,-metálico, de viga de celosía-, fue construido a la vez que este trazado de ferrocarril, a raíz de la pérdida de las colonias en 1898, Cuba y Filipinas, tras la guerra de España con Estados Unidos.

La caña de azúcar, importada de ultramar, hubo que sustituirla urgentemente por la remolacha, y estos Campos de Gózquez (1903) se dispusieron para su cultivo intensivo. La Línea se construyó entre Torrejón y Ciempozuelos, y al centro, en La Poveda, se construyó una Fábrica de Azúcar (1922). Hasta ella llegaban las vagonetas cargadas de remolacha, remolcadas por máquinas eléctricas de vía estrecha (600mm). Pero cuando el Espolón de Vaciamadrid cayó el 8 de febrero en manos nacionalistas, los trabajadores se aprestaron rápidamente a acabar de triturar el remanente de la última cosecha, pues se sabían a tiro del contrario. Y así fue; en cuanto la humareda de las chimeneas de la fábrica delató la actividad obrera, los cañones rebeldes batieron el recinto y cuenta Julián Zugazagoitia, que la roja sangre de varios trabajadores contrastaba esos días con la nívea blancura del azúcar, allí donde cayeron mortalmente heridos. Aún así, arriesgando la vida, acabaron la producción que el Madrid sitiado tanto necesitaba.

En la madrugada del 11 de febrero, el destacamento enemigo ha cruzado el río con sigilo y cae por sorpresa sobre los franco-belgas, acuchillando a los centinelas y matando a bombazos a los grupos de voluntarios que yacen tendidos, envueltos en mantas, mientras un segundo grupo se apresta a cortar los cables eléctricos que cuelgan de las vigas metálicas del puente donde se han dispuesto cargas explosivas para su voladura.

El resto de tropa de esta unidad indígena, ha esperado este momento a lo largo de la noche, escondidos donde el barranco del Camino Viejo de Chinchón desemboca en el valle a la altura de La Boyeriza, para salir al galope en el momento oportuno, cruzar el puente y ganar la otra orilla.

 

puente del pindoque

El Puente del Pindoque: 11 de febrero

mapa batalla jarama

El paso del Puente del Pindoque, del 11 al 12 de febrero de 1.937

El Tabor de Tiradores de Ifni comienza a pasar rápidamente el puente, cuando se produce una explosión. Desde las Casas de Pajares, un kilómetro al norte del puente, alguien de la XII Brigada Internacional ha activado las cargas, y por lo que se ve, hay cables que los asaltantes no han localizado en la oscuridad de la noche. La carga activada produce escasos daños y el tramo que salta vuelve a caer en su sitio aunque queda inclinado, por lo que los soldados de Ingenieros pronto darán solución a este problema a base de colocar paneles de chapa.

A pesar de que el grupo inicial de atacantes ha empujado más allá de las Casas de Pajares a los pocos que sobreviven de la 2ª Cía, debido al hostigamiento de los carros blindados republicanos y al fuego de artillería, hasta las 10:00 de la mañana no se produce el cruce eficaz de fuerzas a la otra orilla, que encabeza el Capitán Millana dirigiendo su escuadrón a caballo para la toma del Monte Pajares, en la vertiente opuesta del valle.

El mando de la XII BI dispone que el Batallón Garibaldi de voluntarios italianos cubra  todo el ancho del valle desde el Puente de Arganda y que las Compañías restantes del Bon. André Marty defiendan las estribaciones del Monte Pajares.

Los franco-belgas, aguardan con escasa munición y casi a pie de monte, la carga de caballería que se les viene encima. Este tipo de ataque se debe rechazar con descargas cerradas de fuego a corta distancia; pero ellos se precipitan y disparan a destiempo, delatando su posición y malgastando las escasas reservas de munición. Resisten hasta donde pueden y van retrocediendo monte arriba.

Tras ellos, en segundo escalón se ha desplegado el Batallón Dombrowski de la XII BI. Ven desde los cerros donde se han atrincherado cómo las fuerzas de Regulares están maniobrando por el lado derecho y envolviendo a los brigadistas franco-belgas, e inclusive ven cómo acuchillan a un grupo de heridos que sobre camillas, junto a la carretera de Vaciamadrid a Colmenar y Chinchón, esperan la evacuación.  Cuando la infantería y caballería de Barrón alcanzan por fin el Vértice Pajares, al mediodía, éste coronel instala su Puesto de Mando y observatorio sobre el promontorio de la Casa del Guarda, a 700 metros del Vértice, dispuesto a seguir el avance en el momento que reciba nueva orden.

A las tres de la tarde, cuando ya ha pasado el río la Brigada de Barrón al completo, comienza a pasarlo la Brigada de Sáenz de Buruaga que debe suspender la operación durante la noche debido al intenso fuego republicano que recibe el entorno del puente.

El Batallón Garibaldi y la irrupción de los carros T-26b en la batalla

puente de arganda

El Puente de Arganda no ha cambiado nada desde la Guerra Civil Española

El Batallón Garibaldi, de la XII BI, estaba desplegado a unos 3 kilómetros al norte del Puente del Pindoque, junto al Puente de Arganda. Nada más tenerse noticia de que este puente ha sido tomado, se le ordena cubrir el llano del valle en defensa del camino hacia Arganda. Allí aguantará durante tres días, junto a los carabineros de la 5 BM de Sabio.

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Curiosa fotografía de un T-26b y de un Polikarpov I-15. Los carristas llevaban gorros de cuero acolchados y no el pintoresco gorro «ruso» que aparece en la fotografía. Archivo Rojo.

Los carros blindados rusos T-26b y los aviones Polikarpov I-15 e I-16 serán elementos fundamentales en el transcurso de la Batalla. Estos aviones serán dueños del cielo, en buena parte de la misma aunque se da la final cierto declive. Los T-26b, van y vienen por la vega, entre los días 11 y 12, ametrallando y cañoneando todo lo que encuentran a su paso. Se ha dicho que Pavlov, fue el verdadero vencedor de la Batalla con su táctica de combate arrolladora, que demoró los avances iniciales.

Mientras las fuerzas nacionalistas intentaban cruzar los puentes y salvar el valle, para saltar al altiplano de los olivares, los carros irrumpían sin descanso en este teatro de operaciones desbaratando sus planes.

A las baterías de piezas italianas de 65mm y 88mm Flak alemanas, se suman las piezas anticarro de 37mm Pak, a fin de conjurar esta pesadilla; consiguiendo poner fuera de combate algunos carros y dándose episodios verdaderamente épicos entre los carristas, cuando, averiados, aguantan oleadas de ataques moros pistola en mano, a la espera del socorro de sus camaradas. El mando rebelde recompensaba con 500 pesetas la captura de estos vehículos.

Los tripulantes de los T-26b que llegan en socorro hacen gala de un enorme valor, saliendo de sus carros para remolcar a los que quedan inutilizados en medio del valle. Entre las explosiones de la artillería y los rafagazos enemigos, los tanquistas hacen frente con sus pistolas, fuera de los blindados, a que tratan de acercarse.

Entre los cerros de Coberteras, Monte del Fraile y Espolón de Vaciamadrid, ha quedado la Brigada de Rada, asegurando el ala izquierda del ataque y, lo que fue vital durante toda la Batalla del Jarama, proporcionando eficaz cobertura artillera a las tropas que avanzaban por la otra orilla del Jarama.

El Puente del Pindoque después de la Batalla del Jarama

planos puente del pindoque

Vistas en Planta y Alzado del Puente del Pindoque. Solo algún pilar de la sección central del puente y uno de sus estribos se ha conservado.

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El puente del Pindoque en los años 70, poco después de su abandono. GEFREMA.

El Puente del Pindoque era la infraestructura de cruce del río Jarama, construida para la puesta en funcionamiento del ferrocarril de la Azucarera de la Poveda. Sobre la viga metálica de celosía descansaban directamente las vías, por lo que en principio no era utilizable por vehículos, personas o ganado. Solamente tenía un estrecho camino de servicio a base de planchas de hierro, a un lado de los raíles.

El paso de las caballerías no debió ser ni mucho menos sencillo. Presionados por el constante fuego republicano sobre el puente, los jinetes debían pasar por una estrecha franja de planchas de acero cubiertas de hombres y caballos muertos. Dificultad que precipitó a algunas monturas a las turbulentas aguas del río Jarama, bastante crecidas aquellos días.

Tras la guerra el puente se siguió utilizando en su forma anterior hasta que en los años 60 se abandonó esta línea férrea. A principios de los 70 el puente fue destruido, quizás para reutilizar los elementos metálicos que lo componían, apareciendo desde entonces su imagen como se ve en la actualidad.