El linaje humano comienza su existencia en la Tierra hace 2,5 millones de años. La aparición del primer ser humano en África no fue un acto creacionista o puntual, sino más bien producto de un largo proceso evolutivo. Lo acabamos de ver en el capítulo anterior.
Pero ¿por qué hace exactamente 2,5 millones de años? Es entonces cuando tenemos la evidencia paleontológica de la existencia de un grupo de especies con rasgos morfológicos distintos y, lo que es más importante, que fueron capaces de producir y usar sistemáticamente sus propias herramientas de piedra.
Las diferentes herramientas líticas y formas de producirlas se han clasificado en 5 grandesmodos o industrias líticas. Desde las más arcaicas 1 y 2, del H. habilis, erectus o heidelbergensis, o el modo 3 atribuido a los neandertales, hasta las últimas 4 y 5, exclusivas del H. sapiens. Todas con una firma que parece exclusiva del ser humano. Las analizaremos más adelante.
Las industrias líticas se extenderán durante todo el Paleolítico, la Edad más larga de la humanidad, ampliándose también por el Neolítico y bien entradas las Edades de los metales, al ser la piedra material abundante y relativamente sencillo de transformar.
Pero la piedra tallada, convertida en los más variados objetos, formará parte de la vida de los seres humanos durante toda nuestra historia. Si bien el modo 5 cerrará las industrias líticas pre-históricas, la piedra jamás dejará de utilizarse como materia prima de la humanidad.
El sílex se seguirá rompiendo para montar los trillos de nuestros abuelos. Será también el sílex él que produzca la chispa de nuestras armas más antiguas. Ruedas de piedra serán las que muelan el cereal en nuestros molinos. Y serán sillares o mampuestos los que construyan nuestros edificios, humildes o grandiosos. Todas estas piedras deberán ser ideadas primero y trabajadas después por la mente y las manos de un ser humano.
La cultura de la piedra tallada
El papel en nuestra evolución
Fechábamos el origen del género humano hace 2,5 m.a, cuando la primera de nuestras especies concibió una primera herramienta y la talló con formas básicas. La importancia de este gesto, que hoy nos pudiera parecer poco relevante, reside en lo que es invisible tras el telón opaco de nuestra prehistoria.
La producción y uso sistemático de herramientas líticas por todas y cada una de las especies del género Homo formalizó a su alrededor una socialización propia, posibilitando nuevas formas de consumo y reparto del alimento, de organización de los medios de producción, emergiendo así un comportamiento cultural único. Con este gesto, los primeros seres humanos iniciaban el sendero de la humanización (Atapuerca, 2015).
La gestión de la materia prima –bases– para la fabricación de instrumentos líticos, requiere de unas extremidades superiores adaptadas a funciones biomecánicas, como la de disponer de un pulgar oponible al resto de los dedos. Pero lo más importante es el papel de nuestro cerebro, capaz de gestionar los movimientos de las manos y de retroalimentar el proceso para crear procesos repetibles, corrigiendo los errores.
La acción de la talla lítica es un acto complejo que requiere de una serie de capacidades muy avanzadas en la mente de los primeros humanos (Atapuerca 2015):
- Visualización mental de la pieza.
- Planificación del proceso productivo.
- Conexión empírica con los procesos mentales ideados.
- Estandarización del proceso productivo. Replicable ‘n’ veces.
- Uso sistemático en todo este proceso de materiales extrasomáticos, externos al propio cuerpo.
Podríamos resumir entonces que la talla lítica está en la misma raíz de nuestra moderna socialización. Junto con la posterior aparición del lenguaje y del comportamiento simbólico en las especies más avanzadas, **como ya vimos, quedarían sentadas las bases de lo que hoy somos. Sin un cerebro capaz de gestionar todo este conjunto, nada hubiera sido posible.
Las industrias líticas
La evolución en las técnicas e instrumentos de piedra
Los seres humanos construyeron sus primeras herramientas de piedra. En un primer momento sólo se trataba de conseguir un filo rompiendo la piedra con formas muy básicas. Estaríamos en el Paleolítico inferior, modo técnico 1.
Conforme aumentó nuestra inteligencia y capacidad para imaginar formas complejas, las herramientas también lo hicieron, con formas verdaderamente elaboradas e incluso visualmente atractivas, llegando a organizar una producción en masa, industrial, de piezas que terminaron siendo intercambiables. Todo ello sin abandonar nunca la estrategia inicial: golpear la piedra para darle forma con una utilidad preconcebida.
Los materiales usados en esta primera industria humana fueron diversos, reduciéndose localmente a los que cada especie fuera capaz de encontrar en su ámbito geográfico. Dos fueron muy utilizados: el sílex y la cuarcita. Los dos especialmente abundantes en las cuencas bajas de nuestros ríos Manzanares y Jarama. Madrid será gracias a estos valles lugar de importancia mundial en la arqueología lítica.
Sílex y cuarcita
El origen de la talla
El sílex, con una variedad oscura llamada pedernal y con ancestrales usos, es una roca con características minerales, pero su composición desordenada y poco homogénea lo encuadran como mineraloide, siendo realmente una roca sedimentaria muy especial.
Cuando hablamos de **la formación del paisaje cuaternario de Madrid y de las Terrazas de los ríos Manzanares y Jarama, describíamos ese mar interior y de aguas poco profundas que se formó dentro de nuestra región. El agua, cargada de sedimentos procedentes de la sierra madrileña, fue precipitando y formando en su fondo la materia prima con el que luego se esculpiría el paisaje cuaternario que aún hoy podemos ver tras su desagüe.
Entre esos sedimentos estaba el Silicio, que fue depositándose durante milenios en franjas o estratos, en función de la naturaleza de los aportes erosivos de cada momento. Tiempo después, bajo la presión de las capas superiores y otros factores, los sedimentos endurecieron y se petrificaron, formando los conocidos nódulos de sílex, dispuestos bajo el terreno en vetas. Esas vetas fueron bien conocidas por los **H. sapiens de Casa Montero, que excavaron las minas neolíticas más antiguas de la Península.
Junto al sílex es muy frecuente encontrar las rocas calizas, también sedimentarias y compuestas de carbonato de calcio. Ambas se concentran abundantemente en el Sur y Sureste de la Comunidad de Madrid, es decir, en las cuencas bajas de los ríos Manzanares y Jarama, lo que será un factor clave para la aparición de yacimientos prehistóricos. Las cumbres junto a estos ríos, resistentes a la erosión producto del lento desagüe que formó sus Terrazas, son testigos de este hecho. Puntos fuertes de nuestra prehistoria donde se concentran estas rocas, como los altos de la Marañosa, el vértice Salmedina, el espolón de Vaciamadrid o las cumbres de Coberteras.
El sílex tiene una particular fractura cónica que rompe en filos finísimos y muy cortantes. Está compuesto por moléculas de Silicio y Oxígeno, dispuestas desordenadamente y mezcladas con otras sustancias de forma variable -como agua o hierro- lo que le confiere diferentes aspectos y colores en una amplia variedad.
De hecho, estrictamente, todas las rocas compuestas por moléculas más o menos desordenadas de Silicio, y con alguna proporción de agua, serían variedades de ópalo, piedra considerada semipreciosa por su brillo plástico y variedad de bellos colores. El sílex sería una variedad de ópalo.
La cuarcita, por contrario, es una roca metamórfica también de gran dureza, compuesta en su mayoría por mineral de cuarzo, que se encuentra en los cursos fluviales y sus inmediaciones, siendo muy accesible para estos primeros humanos. Será usada sobre todo durante las primeras industrias, mientras que el sílex, de mayor calidad, se usará para piezas más precisas y detalladas.
La industria lítica será la más larga de las habilidades técnicas del hombre, extendiéndose desde los albores de la humanidad, hace 2,5 millones de años en el Paleolítico, hasta bien entradas las Edades de los metales, pasado el Neolítico, unos 1.000 años a.C, cuando el hombre descubra el más duro del los metales hasta entonces, el hierro, que irá desplazando a la piedra paulatinamente.
La industria Olduvayense
Modo técnico 1
Llamado así por documentarse por primera vez en Olduvai George (Kenia), son las más antiguas y también las más simples herramientas líticas, al menos desde el punto de vista morfológico, ya que desde el técnico precisaban de una larga cadena de gestos. Se extenderá desde hace 2,5 millones de años hasta hace 1,5, y será atribuido principalmente al H. habilis.
El soporte
Durante el modo técnico 1 se usarán los dos posibles soportes de la industria lítica. El soporte -o base– es la roca sobre la cual se ha fabricado la herramienta ideada y puede ser:
- Soporte sobre núcleo. El núcleo es la preparación previa del nódulo, al cual se le debe quitar la superficie exterior (córtex) y dotarle de superficies de percusión donde poder golpear. Se encuentran núcleos con diferentes formas, atendiendo al tipo de útiles que han producido. Los informes y globulosos han dado lascas, los piramidales y con forma de prisma, láminas. Se solían reutilizar como simples percutores o acondicionados como raederas.
- Soporte sobre lasca. La lasca es un subproducto de la talla al percutir con otra piedra (y otros materiales) el núcleo. Si su longitud es mayor que dos veces su anchura, estamos ante una lámina.
- Soporte sobre lámina. La lámina es un producto de la talla más refinado que la lasca. Se solía obtener con percutor blando -madera o hueso- o por simple presión, no percusión. Aprovecha mejor el núcleo. Suelen ser finas y en el caso de ser espesas se denominan lascas laminares.
Los choppers y chopping-tools
Son muy comunes en este periodo la configuración de la herramienta sobre el propio soporte natural. Es decir, se seleccionaba una piedra por forma y volumen para después tallarla. Los choppers y los chopping-tools son ejemplos de esta talla directa sobre cantos rodados con el fin de sacarles un filo, unifacial y bifacial respectivamente.
El soporte sobre lasca, por su parte, rara vez presenta retoque. Detengámonos a comprender cómo se realiza este retoque.
El retoque
El retoque es la talla posterior del soporte una vez configurado. Sirve para ajustar el borde de la pieza a su función definitiva y siempre se produce sobre éste, penetrando más o menos en el soporte.
Por el ángulo que forma el filo conseguido con el retoque, éste puede clasificarse como:
- Abrupto, cercano a los 90º
- Semiabrupto, cercano a los 45º
- Plano, cercano a los 20º
El retoque servía para:
- Reavivar un filo gastado.
- Embotar un filo cortante para poder asir la pieza con seguridad.
- Refinar su forma, por ejemplo para incorporarle un mango.
Las lascas olduvayenses se usaban tal cual eran extraídas del núcleo, aprovechando los bordes cortantes que producía el propio tallado. Sus morfologías eran muy simples.
Industria Achelense
Modo técnico 2
De formas y técnicas más avanzadas que el modo 1, su reconocimiento por la comunidad científica se produce tras las investigaciones del yacimiento de Saint Acheul (Francia).
El Achelense tendrá una larga vida, desde hace unos 1,65 millones de años hasta hace unos 100.000, dependiendo mucho de su localización, mezclándose con otras industrias posteriores. Será atribuido al **H. ergaster (recordemos que éste era evolución africana del H. erectus) y cronológicamente estará encuadrado en elPaleolítico inferior.
En Madrid serán H. heidelbergensis los humanos que darán buena cuenta de Miguelito, el elefante de los **yacimientos de Áridos en Arganda del Rey. La industria asociada será precisamente esta, la Achelense.
Los bifaces o hachas de mano
El elemento más representativo del modo 2 es el bifaz o hacha de mano, hasta el punto de llegar a ser crítico en la datación de yacimientos en la Comunidad de Madrid cuando la cantidad hallada en un yacimiento era significativa. Los bifaces suelen configurarse directamente sobre el núcleo, aunque también era posible sobre lascas de gran tamaño..
Esta herramienta lítica presenta una elaboración complicada y requiere de un proceso largo y delicado. Es simétrica en los planos verticales, tallada en sus dos caras como indica su nombre, finalizándose con una forma apuntada similar a la de una gota de agua. Esto requería de una compleja disposición mental previa.
Los bifaces son una clara evolución de los choppers del modo 1 y, al igual que aquellos, eran herramientas pesadas, reservadas a trabajos en los que era necesario imprimir mucha fuerza. Tareas como la de romper huesos o cráneos para acceder a su sabroso y alimenticio contenido, como hemos visto en los capítulos dedicados a **Áridos en Arganda y **Preresa en Perales del Río.
Los bifaces eran herramientas que precisaban de un gasto energético muy elevado. A lo pesado de su manejo habría que añadir el tiempo para la búsqueda del soporte con la forma ideal, y la compleja y delicada tarea de su configuración y talla. Pese a ello, su utilidad en los trabajos pesados los mantuvo vigentes mucho tiempo.
Partes de una lasca
Antes de continuar y para comprender las herramientas que siguen, debemos conocer las partes de este elemento de extracción. Una lasca se compone de:
- Cara dorsal: cuando la lasca se separa del núcleo presenta dos caras, la interior, pegada al núcleo, y la exterior o dorsal, que puede presentar la marca de otras extracciones.
- Cara ventral: es la cara interior, lisa, en la que aparecen los elementos que definen muchas de las características de la talla.
- Bulbo de percusión: cuando la lasca se separa del núcleo mediante presión o percusión, en su cara ventral aparece una característica forma cónica que marca el punto donde el individuo del género Homo ejerció la fuerza necesaria para separar el elemento del núcleo.
- Ondas de percusión: aparecen a continuación del bulbo y se extienden por todo el plano de fractura en la misma dirección que la fuerza.
- Talón: es la parte superior al bulbo. Pertenece al plano de percusión del núcleo que se separa junto a la lasca. El trabajo lítico precisaba de planos de percusión correctamente configurados, por lo que el talón ofrece mucha información.
- Borde proximal: es el que contiene bulbo y talón.
- Borde distal: el opuesto al proximal.
El hendedor
Otra herramienta característica de este modo 2 son los hendedores. El hendedor es similar al bifaz, tallado también en sus dos caras y simétrico, configurado también directamente sobre núcleo o sobre lasca.
La diferencia estriba en que este último no termina en una forma más o menos apuntada, sino en el filo natural de la pieza, cortante, sin retocar y perpendicular a su eje.
La talla lítica del modo 2 generaba un buen número de lascas en la talla de los elementos principales. Las lascas más grandes serían reutilizadas para un buen número de elementos más simples, como raederas y denticulados, que alcanzarán su máxima difusión en el modo siguiente.
Industria Musteriense
Modo técnico 3
Asociado al **hombre de neandertal, recibe su nombre de la región francesa de Le Mustier, donde fue tipificado por primera vez. Se extenderá por el Paleolítico medio, desde hace unos 125.000 años hasta hace unos 30.000, dependiendo mucho de su localización.
Con esta industria se producen grandes cambios en las estrategias de producción y en los útiles producidos. Se abandona en gran medida la configuración de herramientas directamente sobre el núcleo, y se pasa a hacerlo directamente sobre lasca, multiplicándose la tipología de herramientas y disminuyendo paulatinamente su tamaño.
La técnica Levallois
Técnica Levallois para lasca y punta. Fuente: Wikipedia. |
Será representativa de esta industria la técnica Levallois, cuyo objetivo era el de obtener lascas con una forma predeterminada y estandarizada. Estaríamos ante un comportamiento proto-industrial en el que el sujeto visualizaba la pieza antes de producirla. Ésta se configura sobre el núcleo, el cual se tallaba con una forma predeterminada, para después extraer la herramienta de un solo golpe.
La técnica tiene diversas variantes siendo la más común la que prepara el núcleo con una la forma que tendrá la cara dorsal de la lasca. Luego, con una certera percusión, la lasca sería separada del núcleo.
La lasca Levallois se identifica por tener al menos cuatro percusiones en su cara dorsal, correspondientes a la preparación previa, y un talón en cara ventral con el positivo y las típicas ondas de percusión.
Estas lascas pueden estar retocadas y/o adaptadas a su uso concreto posterior, multiplicándose durante este periodo el número de útiles diseñados sobre éstas. Veamos algunos de estos útiles.
Puntas musterienses
Son herramientas alargadas y triangulares, acabadas en punta, la cual debe estar en el borde distal, opuesta al talón. La punta se obtiene por convergencia de los bordes. Si esa punta se ha obtenido por retoque posterior, se trataría de una raedera convergente, no de una punta.
Si la punta se ha obtenido por el método Levallois, se trataría de un subtipo llamado punta Levallois.
Raederas
Una raedera es una lasca con uno o varios bordes trabajados con retoques continuos, generalmente monofaciales. Como ya vimos, el propio borde de la lasca ya es suficientemente cortante, por lo que el retoque servía para reavivar un filo gastado o para conferirle mayor resistencia, ya que la finura de éste era tal que podía romperse o incluso dañar el material trabajado.
Se utilizó para «raer» carne pegada al hueso o limpiar pieles, que obligaba a practicarle el mencionado retoque y evitar así que el filo natural cortara las pieles.
La raedera tenía gran versatilidad, pudiendo usarse transversal o longitudinalmente, para raspado o corte respectivamente. El borde más espeso es sobre el que se haría la presión.
Denticulados
Iguales a las raederas, los denticulados presentan escotaduras a lo largo del filo para mejorar la capacidad de corte.
Escotaduras
Son un caso particular de los denticulados, apareciendo sólo una escotadura, natural o no, que presenta retoque.
Perforador
Herramienta que dispone de una punta aguzada en el borde distal, retocada de manera abrupta (90º). Se usaba en trabajos de perforación de pieles u objetos de hueso, madera, etc, girando y perforando con los bordes de la punta.
Estos útiles se empiezan a prodocir durante este perido, aunque se uso será más común durante el Paleolítico superior, junto a los buriles, que veremos seguidamente.
Paleolítico superior
El modo técnico 4
El modo 4 se caracterizará por la elaboración de cuchillos y pequeñas piezas en serie que se enmangaban, como veremos cuando lleguemos al capítulo: **»Casa Montero, una mina de sílex neolítica». Estas piezas, fácilmente reemplazables e intercambiables, se denominan microlitos. Es muy destacable que el grado de desarrollo y especialización en estas técnicas líticas es ya comparable conceptualmente a procedimientos proto-industriales.
La configuración de herramientas directamente sobre el núcleo está ya abandonada durante este periodo. Por otro lado empiezan a ser comunes lascas con una forma característica, muy adaptables a estos nuevos procesos de fabricación. Son las láminas.
Las láminas son lascas alargadas cuya longitud es mayor a dos veces su anchura. Las veremos en los siguientes útiles y supondrán una novedosa técnica de producción masiva de instrumentos líticos que a partir de ellas eran configurados.
Buril
Al igual que el perforador disponen también de una punta pero no retocada completamente, sino conseguida a base de uno o varios golpes de buril, obteniéndose filos rectos y al menos una arista funcional. Se empleaba en tareas de grabado.
Raspador
Esta herramienta, muy parecida y con usos muy similares a la raedera, presenta un frente convexo, redondeado, retocado de forma no-abrupta. Los raspadores debieron llevar un mango de madera sujeto con algún tipo de atadura.
Buril-raspador
Se trata de un buril con uno de sus lados retocados, sirviendo así la herramienta para ambas funcionalidades.
Cuchillo de dorso o de borde abatido
Herramienta muy común al final del Paleolítico y durante el Neolítico. Está configurada sobre lámina, presentando uno de los lados con retoque abrupto. Muy común en el **yacimiento de Casa Montero.
Reciben ese nombre porque seguramente eran utilizados con esa función. El lado que se retocaba abruptamente -borde abatido- serviría de apoyo a la mano para ejercer la presión.
Como sabemos, el filo extremadamente cortante debía agotarse pronto, por lo que precisaría de retoque. Este hecho las podría confundir con raederas, puesto que era común reutilizar herramientas líticas reacondicionadas en otras funciones.
Dientes de hoz
Son una particularización de los denticulados del modo 3. En estos, el denticulado es más fino y proporcional. Esta herramienta está asociada a la agricultura, por lo que aparecerá ya en el Neolítico y será relativamente común en nuestros yacimientos.
Los dientes de hoz se usaban enmangados a un alma de madera, insertada en ella y sujeta con resinas, en una o dos hileras paralelas. En el caso de los cuchillos de hoz, fabricados sobre lámina y de mayor tamaño que los dientes, bastaba una sola unidad para dar funcionalidad a la herramienta.
Al ser utilizada para la siega, presenta un lustre particular debido a la abrasión del cereal sobre la superficie de la piedra, una apariencia brillante, plástica. Si la herramienta estuvo enmangada presenta un cambio brusco en el pulido.
Herramientas foliáceas
Este tipo de piezas presenta un retoque masivo, cubriente, que la adelgaza y la hace más ligera. Se consiguen así herramientas de una finura excepcional, muy delicadas, comparables a las que se harán cuando el hombre descubra los metales.
Microburiles
Son producidos a partir de láminas a las que se les practica una muesca por donde luego serán fragmentadas. Se crea así el filo típico del buril para cada una de las piezas, reproducidas de forma sistemática y que luego podrán pasar por el proceso del retoque.
Industria de la piedra en el neolítico
Modo técnico 5, la piedra pulimentada
La introducción de la piedra pulida supone un cambio en la concepción de la industria lítica. Para estas herramientas se buscan bases duras y no fracturables, por lo que el sílex deja de ser la principal materia prima. Mármol, gneis, basalto, granito, ofita, fibrolita, serpentina, diorita y otros tipos de rocas calizas, basálticas o pizarrosas serán ahora la materia prima para estas modernas herramientas (Ramos Sánchez, 2006).
Las bases para estos instrumentos neolíticos suelen ser reducidas a la forma de partida mediante percusión, pasando después a la fase de pulimento contra otras rocas, normalmente areniscas, que se van deshaciendo en el proceso, produciendo la abrasión de la superficie del otro mineral.
La escasez de materias primas en un determinado lugar, privaría de este tipo de instrumentos a la población local, que continuaría usando principalmente los tradicionales. Este sería el caso más que probable de nuestra zona de estudio, donde no es habitual encontrar los recursos necesarios para la versión pulimentada de nuestras industrias líticas.
El coste en términos de esfuerzo y tiempo de producción para estas herramientas, muy superior a las tradicionales de la talla por percusión, las abocaría a una utilización completa, quedando amortizadas al final de su vida útil. No sería habitual que fueran abandonadas antes de ese momento, siendo reavivadas las veces necesarias hasta el agotamiento de la base.
Los registros de estos útiles serán por estos motivos escasos en las cuencas bajas de los ríos Manzanares y Jarama. Al menos comparadas a las de sílex, especialmente abundantes como ya hemos señalado.
Seguidamente esbozamos un repertorio de la tipología de útiles pulimentados, que al igual que con sus versiones talladas no pretende ser intensiva, sirviendo de esbozo y complemento a la idea general de esta industria.
Hachas
Probablemente el elemento más característico de este modo. Se afilaba uno de los extremos por ambos lados y de la misma forma se pulía el resto de la herramienta, aunque a veces simplemente se dejaba tallada.
Eran enmangadas a un mástil al que se le practicaba un orificio, afirmándose con cuerdas de origen vegetal o animal. Se utilizaban fundamentalmente para el corte de madera.
Azuela
Las azuelas serían el antepasado prehistórico de la azada. Eran alargados y terminados en pico.
Cincel
Herramientas alargadas y estrechas, con el filo en uno de los bordes. Similares a la herramienta actual del carpintero y con funciones comparables.
Mazo
Herramienta de forma esférica configurada para labores de golpeteo o como simple proyectil. Solía llevar un rebaje para fijarla a un mango. Cuando vimos los núcleos de sílex que ya estaban completamente amortizados dijimos que podían presentar formas globulosas, lo que les hacía candidatos a una reconfiguración para convertirse en estas bolas.
Molinos de mano
Es otro de los útiles más conocidos y frecuentes en nuestros yacimientos neolíticos. Básicamente consistía en dos piezas, el molino -o moledera– y la mano de molino. La primera era la base donde se echaba el cereal y la segunda era la pieza móvil que, empujada por la propia mano en movimiento de vaivén continuo, lo trituraba.
De nuevo se produce un cambio en la materia prima para elaborar los últimos útiles líticos de nuestra prehistoria. Se prefiere en este caso el granito, que presenta rugosidades al ser pulido, ideal para estas labores y que se va desgastando con el uso. Tampoco se encuentra en los valles bajos de Manzanares y Jarama, por lo que debe ser «importado», dentro del conjunto de relaciones comerciales neolíticas que son parte de la antesala de nuestra historia.
Los hombres protagonistas de este periodo final de nuestra prehistoria, imaginaron y plasmaron otros muchos objetos de piedra pulida. Brazaletes de arquero, adornos personales, amuletos o ídolos placa, por ejemplo, como una parte más de la decidida deriva cultural que la historia de la humanidad estaba sufriendo.